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FIC ALMAS REBELDES: XIII CAPITULO NAVIDAD EN LA EMBAJADA

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Mensaje por Brujita Alex Sáb Sep 29, 2012 10:22 pm

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XIII CAPITULO

NAVIDAD EN LA EMBAJADA

22 de Diciembre 1987: En la embajada de los Estados Unidos había una agitación febril. Iban llegando camiones de servicio de catering. Al día siguiente sería la fiesta que daría el Embajador a los componentes de los Cascos Alados y los grupos de contrainteligencia que estaban combatiendo a Noriega.
EN EL CUARTEL DE LOS CASCOS ALADOS…
Alicia estaba algo contrariada. Maryland y las chicas, incluyéndola, tenían que salir a comprar un traje de cóctel para asistir a la fiesta de Navidad… Tendrían tres en las siguientes semanas, una en la casa de Samuel Lewis Galindo, otra en casa del jefe del Comando Sur, comandante Maxwell Thurman, y esta.
Alicia no era partidaria de ataviarse tanto, pero no le quedaba más remedio… Y más por que esos vestidos por ser de fiesta, debían ser escotados, a ella no le gustaba andar enseñando tanto, pero órdenes eran órdenes.
-¿Todavía no te has vestido?
-No se si ir con ustedes… ustedes saben que no me gusta…
-No te hagas de rogar, Alicia, siempre hay que rogarte cuando vienen las fiestas de diciembre para que te pongas un traje de noche… Y no se por qué, si con una figura como la tuya, andaría orgullosa de poder lucirla…
Y salieron. Alicia temía que le escogieran un modelo sofisticado que pusiera al japonés a trepar por la pared… y la pusiera en predicamento a ella… Maryland que era la que escogía los vestidos, según las preferencias y personalidad de cada una, miraba precios y comparaba modelos. Fueron a un almacén de mucho prestigio en Panamá… que antiguamente se llamó Sarah Fashion.’s ahora se llamaba Sarah Panamá. Allí había vestidos bellos.
-Mira este, Alicia… -dijo mostrándole un modelo azul cobalto, que resaltaba el color canela de su piel… y sus ojos negros…
-Es precioso, pero demasiado escotado…
-Mídetelo, si muestra más de lo necesario, busco otro modelo, mis chicas pueden mostrar encantos, pero no parecer mujeres baratas… hasta allá no.
Y se lo midió. Si, le quedaba un tanto escotado. Por eso, Maryland pidió otro modelo, esta vez en blanco hueso… que resaltaba a un más el color canela de piel de Alicia… Y ese si, que le quedó…
-Eso es, elegante, sofisticado, muestra, pero no enseña más de lo necesario. Con un collar plateado, a juego con las tiras… se vera precioso… Naoko se va a ir de espaldas…
-¿Ellos van uniformados?
-Si…
Alicia ayudó a escoger el vestido de Claudia, Carla, Ariadna, Grazia, Daniela, Fulvia, Esmeralda, Sonia y Delia. Que tampoco querían escotes donde mostraran más de lo que se debía mostrar. Los colores fueron variopintos y acorde con los gustos personales de cada una. La única que quiso un trajecito de cóctel negro, fue Sonia, y eso por que ya ella lo había visto unas semanas antes. Era de tiritas, y con un escote decente, por que si iban tantos hombres, no era propio mostrar tanto, cuando la idea de algunos de ellos, era que la mujer panameña, era una mujer desinhibida y un tanto ligera de cascos, y ese estereotipo era el que querían derrumbar. Los secuaces de Noriega, hacían ese tipo de publicidad, para que ninguno tomara en serio a ninguna de las chicas, pero la realidad era diferente.
Al día siguiente debían ir al salón de belleza a arreglarse, y de paso comprar los accesorios, aunque Alicia prefirió comprar los suyos…para ahorrar tiempo.
Mientras tanto, los chicos enviaban a la tintorería de la base de Clayton sus uniformes de gala para el día siguiente. Esa tarde la dedicarían a consentirse… Y las chicas planearon una salida en la tarde para comprar regalos.
-¿A quién te tocó regalarle?
-A Bryan Arthur… Y no tengo idea, de qué regalarle… Como anda todo el tiempo de uniforme… Y lo veo tan poco de civil… que me resulta más difícil.
-¿Y a ti?
-Quién crees… Carsten. – dijo Esmeralda… -Y tampoco tengo idea, que regalarle…
-¿Y tú Daniela?
-El más difícil de todos. Sean Arthur. Tengo ganas de darle un certificado de regalo y que el mismo se compre lo que quiere.
-No seas perezosa… algo debes haber visto que le guste… por cierto, ya lo has visto con pijama…
-No usa, pero si unas batas de seda y satén que dejan corta de respiración a más de una. Y unos calzoncillitos… que dudo que todo lo que tenga quepa en eso.
-¿Y tú?
-Me toco regalarle a Terrence… pero ya yo se que regalarle… Me dijo que era lo que quería… Para eso tengo que ir a una librería.
-¿Un libro?
-Una novela histórica, le gustan las novelas de la época de la Roma antigua…
-¿Lee sobre los Césares? Para gustos, colores…
-El libro que me pidió, es El caballo del César de Colleen McCullough… en Estados Unidos no se encuentra, y cree que lo hallaré acá…
-¿De qué trata?
-César aparece en el esplendor de su carrera debatiéndose entre su deber como líder romano y su irresistible atracción por Cleopatra. La autora, aborda también la caída de éste, víctima de unas implacables luchas de poder. Octavio es retratado como un joven prometedor y de firmes valores que acabará convirtiéndose en un hombre sanguinario y con sed de venganza tras el asesinato de César. Una novela interesante, la tengo que conseguir en inglés y su equivalente en español, si la hay. Yo también la voy a leer. Recuerda que debo Derecho Romano I y para colmos me toca Bona Fide.
-Ese señor tiene fama de súper duro con los parciales, quiere que una se aprenda hasta las citas. Suena interesante… Por lo menos tu sabes que regalar.
-¿Y colonias?
-¿Colonias?
-Sí. Yo creo que ustedes tienen que haber sentido alguna colonia que ellos usen… Yo hice un scanner, disimulado al tocador de Jonathan y se que usa para salir… así, que eso es lo que voy a buscar…
Y todas fueron a una perfumería a buscar colonias para los que les tocó en suerte en el Intercambio.
Además del libro, Claudia fue a ver que compraba… para agregarle a su regalo.
-Aquí hay fragancias hasta volverse loca una.
-Ya encontré la de Carsten. – dijo Esmeralda- Azzaro Pour Homme…
-Oye, ese estuche, cuesta un ojo de la cara… ciento veinte dólares….
-Bueno, la plata se hizo para gastarla.
-Y la de Naoko….
-Agua Brava… de Puig. Es el aroma que le he sentido…
-Brava como su corazón árabe… ay Alicia, a quién quieres engañar, el sheik te trae loca.
-Chicas, no sean irrespetuosas… recuerden que es tan jefe de ellos como de ustedes… Además, nunca me ha insinuado nada.
-Si, y yo canto el padrenuestro en chino. – dijo Carla, riéndose.
En ese momento tocaban en el radio una canción muy conocida de esa época…

Eres un Mal Necesario
Tú para mi vida
Te amo y a veces te odio
Que debo hacer
Y no se porque
Si tu no estas
Yo me siento como un ave herida
Y si tu estas muchas veces
Quiero que no estés.

-¡Uyuyuy! Esa canción les cae a ti y a Naoko, es un mal necesario…
-Así es, espero que no le de al embajador por poner al final de la fiesta baladas románticas… a como anda el estado de animo de esta gente…

Eres un mal necesario yo lo reconozco
Pero así yo lo siento que puedo hacer
Tienes defectos que a nadie le perdonaría
Y sin embargo te quiero y no se porque.
Y era cierto… era un mal necesario… parecía como si fuese su marido, por que a todas partes iba con él… y era que no le parecía salir con ningún otro hombre. Incluso, a los demás, incluso a Grant Mc Allister, solo un apretón de manos, mientras que este, con toda la confianza del mundo… la besaba en la mejilla… Y ya todo mundo en el Comando Sur los identificaba ya como pareja. Cosa que a Alicia le incomodaba por fuera, pero por dentro agradecía. Al menos mantenía a raya ciertos personajes que querían propasarse con ella.

Eres un mal mi amor que me hace bien
Jamás con nadie como tu soñé
Eres el mal que mas hace vibrar
A la hora de amar.
Eres un mal mi amor que me hace bien
Contigo siento mucho mas placer
Por eso solo por eso tal vez te quiero.


-Una canción que los describe muy bien… ah, cuando se van a sincerar el uno con el otro.
-Ya lo ha hecho…
-Si, y tu ni le respondes… que clase de simple eres… Con un hombre así, desde cuando le hubiese dado el si.
-Tengo que pensarlo… ahora menos que nunca me puedo dar el lujo de cometer un error.
-¿No te gusta ni un poquito?- preguntó Grazia- Eso no te lo puedo creer, cuando lo de Ariadna el contradijo una orden tuya y en vez de mandarlo por un tubo y ordenarle que se quedara, lo dejaste ir, pese al riesgo que corríamos todos.
-¡Está bien!- exclamó- Sí, me agrada, es un buen amigo, y ha sido un gran apoyo cuando algunas veces he sentido que mis fuerzas flaquean… y hasta he imaginado lo hermoso que seria si … pero no puedo ponerme en bandeja de plata por una cosa que ni se si es cierta o son ilusiones mías.
-A él se le nota lo enamorado que está de ti… Y no lo oculta…
-Lo sé, me he dado cuenta, hasta en su forma de mirarme…
Ya en la caja, todas llevaban sus regalos. Además de libros, colonias, y batas de satén y terciopelo, al igual que pijamas de igual material… Alguna se escabulló al estanco de los discos y cassettes, para comprar cassettes de los cantantes que a ellos les gustaban.
-¿Duke Ellington? El sheik va a quedar encantado con eso… Y dices que no es especial…
Salieron del almacén y tomaron un taxi para llegar al Edificio antes de que cerraran los portones del estacionamiento…
Entretanto, ellos estaban planeando la salida del día siguiente. Ya ellos sabían que comprarles a las chicas…
-Terrence, no me digas que ya compraste lo que le ibas a regalar a Claudia.
-Hace rato, la estoy oyendo decir que necesita un libro que le recomendaron en la Universidad… El Alma de la Toga de Angel Osorio. Y de paso, lo arreglaré con algo más.
-Alguna joya… seguramente.
-No exactamente…-se sonrojó- pienso comprarle un estuche de gel de baño, crema y colonia. Siempre la siento con un perfume… Y espero que en eso me ayude una demostradora…
-Yo también pienso lo mismo… y de paso una prenda íntima… un pijama o un negligé.
-Tengan un poco de cuidado… -dijo Naoko, - Nada de regalar cosas indecentes…
-No, no estamos buscando que Maryland les confisque los regalos… Yo pienso ir a una joyería… Aunque se que Daniela es poco amiga de andar con joyas en la calle.
-Puedes regalarle otra cosa…
-Ya sabemos los gustos musicales… Que tal si les regalamos un par de cassettes? Yo pienso ir a la Discotienda El Puente, en calle 50. Dicen que allí hay buenas cosas.
-¿Y usted? ¿Qué piensa regalarle?
-Alicia es tan especial, que no se ni que regalarle a una chica así.
-¿Sabe que le gusta?
-De música, lo sé… Un cassette de Rocío Durcal o de Rocío Jurado… le encantaría, pero es poco regalo… ella merece algo más…
-¿Y una joya?
-Es poco amiga de andarse poniendo cosas de oro, para salir a la calle, como están los robos y los asaltos.
-¿Y un estuche de esos caros, de perfume? Ella podrá ser un soldado cuando esta en refriega, pero mujer y femenina es… no creo que usted no haya notado algún perfume en ella.
-Si, lo he notado…A veces le siento perfume a rosas… otras veces le siento perfume a vainilla, y a veces a sándalo… otras a canela y especias…
-Bueno… regálele un juego de eso… no creo que se lo desprecie… junto con su música preferida…
23 de Diciembre… 18:45 horas: Todo estaba listo para la fiesta de Navidad, en medio de fuertes medidas de seguridad, todo el que entraba era revisado… hasta los zapatos. Incluso se había buscado una flota de varios autos blindados para que las chicas aladas no sufriesen daños ni ellos tampoco.
El árbol de Navidad estaba ya colocado y adornado…junto a una escalera en el salón principal… y una tarima para la orquesta y la discoteca que habían contratado para el baile luego de la cena.
EN EL CUARTEL:
Ya todos y todas estaban arreglados… Naoko estaba impaciente… ya quería ver a Alicia. Igual estaban los demás…
No tuvieron que esperar mucho… Las primeras en aparecer fueron Maryland Ainsworth, Giuliana Tirpitz, que era hermana de Carsten y Heini, y Stephanie Legan, hermana de Jonathan. Que eran las segundas al mando de la Organización… vestidas con sobrios y elegantes modelos de cóctel en color coral y verde acqua. Luego salieron las chicas, Alicia con un modelo en blanco y plateado.
-Esa si que es una chica linda… -comentó Carsten- Ahora entiendo por que el jefe no la deja ni a sol ni a sombra.
-Cállate si no quieres que te maten- le dijo Heini a su hermano…
-Allí viene Claudia… y esta lindísima de azul marino.
-Si, el color le va bien a su belleza morena.
-Y allí viene la tuya, esta bella…
Heini se adelantó para recibirla y ofrecerle su brazo. Carla vestía un modelo color celeste cielo, que le iba bien con su belleza.
-Estás preciosa… -le dijo casi en un murmullo.
-Gracias… y tu estás deslumbrante con ese uniforme…
-Después del Embajador y ciertos miembros de la Cruzada, no le concedas piezas de baile a nadie… Yo quiero ser el único que baile contigo esta noche…-dijo posesivo.
-¿Sabes bailar salsa? Después de la música de rigor en ese tipo de ceremonias, seguramente pondrán algo de eso.
-No te preocupes por eso, no voy a comer pavo por no saber moverme con una canción de Celia Cruz o del Gran Combo… Yo aprendí a bailar merengue en San Pedro de Macorís y salsa en Guantánamo… a veces me escapaba al Templo de la Salsa en La Habana… a riesgo de que me pusieran un cuadro.
-¿Y típico?
-Bueno, ese lo estoy aprendiendo, contigo lo perfecciono…
Terrence al ofrecerle el brazo a Claudia, le dijo con cierta coquetería…
-Estas deslumbrante… pareces una princesa- dijo sonriéndole.
-Gracias, eso me confirma que no hay mujer fea, solo mal arreglada…
-Tú nunca estás mal arreglada… Después del Embajador y ciertos miembros de la Cruzada y del Comando, no le concedas piezas a nadie más… quiero tenerte para mí solo, aunque sea por esta noche.
-¿Sabes bailar salsa y merengue?
-Si es eso lo que te preocupa, no te afanes. Yo desde hace tiempo aprendí a bailar eso… Aprendí en Viéques, Puerto Rico. Por la música típica… No te preocupes…
Al salir todas… partieron para la Embajada… Carla se sentía incómoda… entre las apasionadas palabras que Heini le había dicho, y la colonia que el llevaba, junto con la mirada intensa y sensual que le dirigía… intuía que no podría quitárselo de encima fácilmente…
EN LA EMBAJADA NORTEAMERICANA… EN LA AVENIDA BALBOA… UN GRAN NUMERO DE AUTOS SE ESTACIONABAN… LOS INVITADOS A LA FIESTA DE NAVIDAD… IBAN LLEGANDO…
El embajador de Estados Unidos, Arthur Davies, iba recibiendo a los grupos que llegaban.
-Buenas noches, almirante Mc Allister… Miss Ainsworth…
-Buenas noches, Su Excelencia…
-Es un placer que hayan venido a esta recepción de Navidad… Al igual que su gente… es una manera de testimoniarles el agradecimiento por su ayuda desinteresada… El gobierno sabrá recompensarles…
-Ya llegan las chicas, con sus asignaciones…
Iban llegando… Casi todos iban con sus uniformes de gala… Y como casi todos eran de la Marina… eso era un mar de uniformes blancos y botones dorados…
-Ya saben lo que dicen de ese uniforme- dijo el General Cisneros… -Aunque yo no creo que Maryland los deje acercarse a ellas… en esa forma.
-Dicen que la mujer panameña es una mujer desinhibida en el terreno sexual y un tanto ligera de cascos… Pero con la cancerbera que tienen estas chicas, no creo que se atrevan a hacer nada…
-Siento decirle que esta equivocado, señor- dijo Carsten –Tenemos casi cinco meses de convivir con ellas, y le aseguro, que ninguna se ha metido en nuestra habitación para tener sexo con nosotros. A mí en lo personal, me gusta una, pero la quiero bien. Para casarme, tener un hogar, construir una familia… Y la conducta que le cite antes, no es de una mujer que va con todos…
-Lo mismo digo, señor- dijo Terrence- En el tiempo que tenemos de estar con ellas, ninguna nos ha insinuado nada. Si les atraemos, lo saben disimular muy bien.
-Ellas son diferentes… vienen de familias de provincia, con valores diferentes a las demás.
-Vaya defensa… se diría que están perdidamente enamorados…
-Si defender a una mujer del descrédito, es estar enamorado, creo que todos lo estamos.
El General Cisneros siguió bebiendo su champagne. Sabia que desacreditar a las Aladas, era imposible. Hasta Mc Garrett defendía a la suya. ¿Qué tenían estas mujeres que rendían corazones, doblegaban voluntades, y hacían que con una mirada temblaran hombres encallecidos en las fatigas de la guerra?
Luego de la cena, pasaron al salón, donde escucharon un concierto de villancicos, se repartió dulce de frutas, vino y queso importado. Y no podía faltar el rompope. Luego, el baile en el salón…
El embajador bailó con Maryland, Giuliana, y Stephanie, luego le tocó el turno a Alicia.
-¿Me concede esta pieza, Miss Altamirano?
-Encantada, Su Excelencia…
Naoko observaba a Alicia deslizarse por la pista, en los brazos del embajador. Una tormenta de celos furiosos, pugnaba por salir de su pecho. Pero, debía controlarse, era una cosa protocolar y era de mala política rechazar al Embajador.
Luego de esa pieza, Naoko se le acercó…Ella sonrió aliviada…
-Te encontró bonita…por lo que veo.
-Si, pero los hombres de esa edad no son mi tipo. Ese ya arrastra las pantuflas… por no decir otra cosa… en panameño.
Naoko sonrió, divertido… había captado lo que había dicho Alicia, que ese ya estaba demasiado viejo para ella.
-Por cierto, en el árbol esta tu regalo. No sabia que regalarte… Espero que te guste.
-Gracias, igual dificultad tuve yo, pero creo que te gustará… ya que es la colonia que llevas puesta…
-¿Bailamos?
-Encantada, por fin un parejo decente. No una momia egipcia. –rió.
Igual mal rato, pasó Terrence cuando le toco a Claudia… pero supo disimularlo… Los celos lo estaban matando, pero tenia que ser tolerante… y discreto…Era de mala política rechazar al Embajador…
-Gracias a Dios, no tendré que bailar con el General Cisneros… A ese le gusta hasta una escoba vestida de mujer…
-Yo no lo hubiera dejado… recuerda que te dije que te quería solo para mí, esta noche…
-Y lo cumpliré… pero intenta estar alerta, el no es de los que suelta la presa fácilmente…
Y la sacó a bailar, en ese momento estaban tocando una salsa muy conocida en ese momento, lo cual sirvió para que todos los chicos demostraran que sabían moverse en ese ritmo. A pesar de que dicen que el norteamericano no sabe moverse con los ritmos latinos.
-Si que sabes bailar salsa- dijo Claudia después de una vuelta que le diera.
-Te lo dije, tuve buenos maestros…
-Me alegra que sea así, odio comer pavo en una fiesta, con lo que me gusta bailar…
Igual Naoko, que se lucio, Alicia no le conocía ese talento…
-Vaya, no pensé que supieras bailar salsa… Me has sorprendido…
-Tengo que saber, estuve un tiempo en Republica Dominicana y en Puerto Rico, y también estuve en una oficina del Pentágono en Nueva York, no se puede ir a una fiesta allá si no sabes bailar esto…
-Y lo haces muy bien, pareces nativo.
-Gracias, y mi compañera no se queda atrás… -sonrió.
Casi al momento de irse, tocaron un par de piezas románticas… Y Naoko aprovechó para sacarla a bailar…
Alicia accedió, impulsada no se sabía por qué… pero pronto se arrepentiría de su impulso….
Al principio, él no se atrevía mucho a rodear aquella cintura fina y graciosa… pero en mitad de la canción, casi la pegó a su cuerpo…
-Dime si te aprieto demasiado…
-No, está bien así…
Siguieron bailando… ella se daba cuenta de los sentimientos que agitaban a aquel hombre, y se reprochó interiormente por estar cultivando un dolor que hacia tiempo debió superar… Carlos Antonio ya había hecho su vida con otra… que lo iba a hacer padre por primera vez… Y ella no había rehecho su vida… tenia derecho a ser egoísta por primera vez en su vida.
Lo miró… bajo la tenue iluminación del salón, vio unos ojos apasionados, que la miraban sensuales…una boca que la tentaba… y unas facciones cinceladas… si, para que engañar, el sheik la estremecía por dentro.
En ese momento, Naoko se perdió en aquellos ojos negros… y apretando más el cerco en que la tenía presa, bajo silenciosamente su rostro hacia el de ella, que cerró los ojos…
Un beso, sensual, calido… apasionado hizo presa de la boca de Alicia… que sorprendida, no supo de momento que hacer… pero correspondió… e hizo algo más… rodeo el cuello del hombre con sus brazos…
No supo cuanto tiempo duro… solo tuvo tiempo de separarse justo cuando terminaba la canción y se anunciaba el término de la fiesta…
-Perdóname… Alicia, se que no debí…
-No te preocupes… yo sabia lo que estaba haciendo… No diré nada a nadie.
-Tenemos que hablar… -dijo con seriedad.
-Y hablaremos, Naoko, hablaremos.
Al salir de la fiesta, ambos iban pensativos… Se había dado algo que ninguno había pensado que se daría... Pero se dio… y sus labios habían quedado marcados... aquella conversación se daría, mucho tiempo después… pero evidentemente, ya no eran amigos… estaban, sin saberlo, iniciando… un amor para la historia….
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Brujita Alex
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